Acabo de leer el último libro de Julio LLamazares, "las lágrimas de San Lorenzo",ciento noventa y dos páginas plagadas de melancolía e intimismo, de nostalgia y recuerdos.
Un profesor de literatura, tras rodar por diferentes universidades de Europa, decide regresar con su hijo(al que apenas ve desde que se separó de su mujer y esta decidió irse a vivir con el hijo de ambos a París), a Ibiza a contemplar la lluvia de estrellas de la mágica noche de San Lorenzo.
Allí, tumbados en la playa,ven las estrellas pasar y algunos cometas que pasan fugazmente;es en ese momento cuando empieza a recordar los tiempos pasados, reviviendo los días en que él contempló esas mismas estrellas con su abuelo y su padre, ya fallecidos. Es entonces cuando recorre los momentos más importantes de su vida, cuando nos descubre que donde fue verdaderamente feliz y libre fue en la isla de Ibiza.
La infancia, el paso del tiempo, la pérdida de los seres queridos, el enamoramiento, el desamor,los miedos, los recuerdos, la escritura son temas que veremos desfilar a lo largo de esta novela intimista en la que el autor se nos desnuda sin ningún pudor.
Leer este libro te hace suspirar conforme se va avanzando en su lectura, es necesario coger aire antes de seguir unas cuantas páginas más porque destila melancolía, una cierta amargura, el desengaño del adulto que ha vivido y está un poco ya de vuelta de todo;imagino que es ese sentimiento que produce comprobar como el paso del tiempo ha borrado los sueños que no cumplimos"... he visto tantas estrellas desaparecer para siempre en el firmamento como deseos difuminarse en el tiempo sin haberse llegado a cumplir". El tiempo es el verdadero protagonista de esta novela, algo sobre lo que reflexionar, meditar hasta llegar a plantearse su existencia," ¿no será Dios el tiempo?".
En otros momentos el pesimismo del autor es desbordante: " Pedro aún piensa, por su edad,que el mundo es grande, apasionante y que hay que conocerlo todo. Por eso, prefiero no defraudarlo y dejar que descubra por si mismo la vacuidad de las ilusiones que perseguimos desde que nacemos, que tropiece como yo en cada peldaño de la escalera que recorremos en el camino a ninguna parte que es la existencia".
Cuanta nostalgia de la juventud hay en este libro, sin duda los mejores años de nuestra vida: " jóvenes como yo que creían que el tiempo era como el mar, inagotable y siempre volviendo".
Un espacio para el desamor: " ...por eso, después de tres años juntos, Carolina y yo nos debimos de cansar de ser felices y decidimos continuar cada uno por nuestro lado...".
Sobre la juventud y la vejez: " ...entonces el mundo era una ruleta que daba vueltas sin detenerse, pero, desde hace ya años, aquella noria se ha convertido en una gran rueda que sólo gira si se le empuja".
Sobre la muerte de los seres queridos: " ...pues lo mismo pasa con las personas. parece que van a durar siempre, que nunca te abandonarán del todo y, cuando te das cuenta, han desaparecido del mundo sin ni siquiera dejar un rastro de luz como las estrellas..."
Sobre la frustración por los sueños no cumplidos: "...he visto tantas estrellas desaparecer para siempre en el firmamento como deseos difuminarse sin haberse llegado a cumplir".
Un buen libro, un buen escritor y una lectura ideal para acompañar con una copa de vino; un libro para recordar, dejarnos llevar por nuestra propia nostalgia en una noche llena de estrellas.
Termino con esta frase de J. Lennon, que cita el autor y que da para pensar un rato con otra copa de vino : " la vida es eso que te sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes...".